LAS CLAVES OCULTAS  DEL ÉXITO EN LA MEDIACIÓN.

 

imagesSe habla mucho sobre la mediación  como sistema alternativo para la solución de conflictos.

Pero… ¿Cual es la realidad?

Se legisla, se regula, se parcela, se hacen corralitos por profesiones, bajo el lema: “SOLO YO”.  Se hacen cursos, se imponen cursos, se exigen cursos. La formación se convierte en recurso… económico: mi titulo tiene más horas, mi curso es mejor, el mío es más caro,  mi curso lo monto yo.

Escucho tantas cosas sobre la mediación… que me he planteado bucear debajo de la alfombra para ver que la sujeta. Os cuento algunas cosas que me he encontrado. Las otras… ya las conoces.

LA ACTITUD DEL ABOGADO.

Cuando llega un nuevo asunto a tu despacho, quedas con el cliente para tener la primera entrevista. Sus razones y motivos los atrapan tus neuronas, convirtiendo tu escucha en convencimiento propio. A veces, incluso, te enervas tanto ante la injusticia que te cuentan, que desenfundas tus dedos, como una espada sobre el teclado y comienzas a escribir denuncias por maltrato, medidas urgentes y perentorias, salvaguarda del orden mundial y de la salud e integridad física de tus nuevos protegidos. En resumen: TE DEJAS CONTAMINAR.

Entrar en una mediación con la cabeza del contrario debajo del brazo, no parece un buen comienzo para alcanzar la solución, pero es lo que sucede cuando le pegas al contrario con querellas y denuncias, antes de escuchar a la otra parte: conviertes al contrario en enemigo, le juzgas y condenas “inaudita parte”; solo con la opinión segada, incluso falsa en ocasiones,  de tu cliente.

 

EL PILAR CENTRAL DE LA MEDIACIÓN:GANA/GANAR.

Releyendo a Stephen Covey  en su libro “7 hábitos de la gente altamente efectiva”, (libro de imprescindible lectura) recordaba que toda relación puede sintetizarse del siguiente modo: Ganar/Perder; Perder/Ganar; Perder/ Perder; GANA/GANAR. 

Para plantear la mediación, la actitud que debe presidir en tus razones, para transmitirla a tu cliente y convencerle, para plantear la mediación, solo puede ser GANAR/GANAR, o no hay trato. Si lo planteas desde ganar/perder o viceversa, la mediación será un tramite sin convicción que solo te llevará a perder el tiempo.

Para S. Covey  Ganar-Ganar, “es el hábito del liderazgo interpersonal. Implica el ejercicio de las dotes humanas más singulares (la auto-conciencia, la imaginación, la conciencia moral y la voluntad independiente) en nuestras relaciones con los demás. Supone aprendizaje recíproco, influencia mutua, beneficios compartidos. 

Para crear esos beneficios mutuos se necesita mucho coraje y también consideración, en particular si interactuamos con personas profundamente programadas con el paradigma gano/pierdes”.

LA CONVICCIÓN DEL CLIENTE

Si tu no crees en la mediación, no lograrás convencer a tu cliente.

El principio de “comenzar por comprender, antes de ser comprendido”, es uno de los pilares que debe presidir la primera entrevista del cliente con su abogado .  

Businessman mediate with lawyer separating two fist glove opposiConvencer a tu cliente es parte de tu trabajo.

Para ello hay que poner en valor la mediación. Es necesario hacer ver al cliente los beneficios tradicionales de esta forma de solucionar conflictos: evitar que un tercero decida, rapidez, participar en la decisión, buscar juntos la mejor solución, revitalizar la relación deteriorada, no cerrar puertas…

Pero la mediación puede ser muchísimo más que una manera de resolver conflictos. La mediación, como proceso, puede ser más importante, incluso que el resultado. Puede generar una nueva y diferente relación entre las partes, capaz de iniciar una nueva manera y más creativa, de obtener mutuos beneficios.

Para ello no solo hay que poner la atención en el resultado. Hay que generar empatía en las propuestas, poniendo en valor, tanto las ganancias de tu parte, como las que debe obtener la otra parte. El beneficio debe ser mutuo para que la mediación sea eficaz. 

El beneficio no solo radica en ganar para tener. La parte más importante del beneficio radica en ganar para SER.

La renuncia del ego que siempre quiere tener la razón, comienza por comprender,  antes de ser comprendido.

Cuando comprendes aceptas, de forma natural, los motivos que mueven la otra parte que está dejando ya de ser tu enemigo.

Una vez el cliente ha comprendido las razones y motivos de la otra parte, le resulta más sencillo perdonar, compartir, dialogar. Incluso empezar de nuevo una nueva forma de relacionarse.

EL PASO PREVIO PARA GANAR/GANAR: EL PERDÓN

Para alcanzar la convicción personal de Ganar/Ganar, es necesario disolver el conflicto previamente, al menos desde la convicción  personal.

Es importante para esto, recordar  a tu cliente y a ti mismo, que para eso te pagan: para obtener la objetividad de tu consejo.

Para que no haya conflicto, a nivel de convicción personal, es preciso un proceso mental de cambio de paradigmas: dejar de buscar la culpa en el otro; dejar a un lado mis razones y argumentos; convencerme de que vivir en paz con uno mismo, es infinitamente mejor que vivir lleno de resentimiento interior toda la vida; son algunos de los argumentos esenciales, para mover la conciencia personal hacia el perdón.

Ayudar al cliente a que alcance esta convicción, es tarea difícil para el abogado, pero imprescindible para iniciar la mediación.

El perdón del ofendido, es una exigencia reciproca para ser perdonado, («como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”). Pero el perdón es mucho más.  Es una de las esencias de la vida y del progreso.

Por el contrario, el rencor pudre el olvido, el rencor ata al pasado, no deja avanzar. Mueve a la acción de la venganza que es la victoria del odio que germinó en la podredumbre de tu alma.

Perdonar no es una actitud pasiva, es una decisión Valiente. Que requiere Iniciativa.

 

EL PROCESO DEL PERDON

images-1La primera clave del perdón es, con uno mismo.

Cuando guardas el rencor dentro de ti, dejas que sean los demás los que dominen y controlen tu percepción de la realidad y de la vida.

El ego, que se sintió herido por la afrenta, exige recordar; mantener viva en tu memoria aquella afrenta y su dolor que te hizo sentirlo primero, y re-sentirlo después. El resentimiento contaminará tus actos posteriores, no solo con quien consideras que fue la causa de la afrenta, sino con todos los que te rodean. Empiezas a vivir malhumorado y terminas con una actitud negativa frente a la vida, sin saber, al cabo de los años, cual es la razón de tu amargura. Has dejado que dentro de ti, se vayan pudriendo muchas cosas. Por eso es necesario comenzar de nuevo. Pulsar el “reset”. Formatear con el olvido tu conciencia, porque el olvido es una de las claves del perdón, empezando por uno mismo. Buscando dentro de ti hasta conocerte tanto, que te sepas de memoria, aunque te pregunten salteado.

La segunda clave del perdón es Aceptar. Aceptar que la vida es una escuela donde venimos a aprender. Aprender que los sucesos de cada día son los casos prácticos que nos dan el aprendizaje, nos brindan la oportunidad de cambiar nuestra forma de reaccionar ante la vida.

Cuando eres capaz de saltar de la cama cada mañana, dispuesto a tomar apuntes en la universidad de la vida, cambias el chip de tu  percepción de cada día. Antes de juzgar y ponerle el adjetivo a cada suceso, miras dentro. Buscas porqué tienes en la mano esa etiqueta que quieres ponerle en la cara al evento, para juzgarlo, clasificarlo y sentir la emoción correspondiente, envenenándote con otro chupito de amargura.

La tercera, te sonará cursi pero es la más importante: AMAR.

Nadie puede dar lo que no tiene. Cuando no tienes amor dentro, no lo puedes dar a los demás,  lo tienes que impostar, pedir a cambio….

Tampoco se puede amar a un desconocido. Si no te conoces a ti mismo es imposible que te ames a ti mismo. Si no te amas a ti mismo… amar a los demás será siempre una utopía.

Sin embargo, cuando te conoces y te aceptas, asumes tus miserias y recuerdos, te perdonas. Cuando te perdonas sientes la paz necesaria para amarte a ti mismo. Cuando te amas a ti mismo, amar a los demás sale de dentro, de forma espontánea, sin requerir esfuerzo ni intercambio.

Desde esa atalaya que da la libertad del desapego, es desde donde se ve nítida la propuesta: GANAR/GANAR… O NO HAY TRATO.

5 Comments

  1. Fabuloso articulo, en el cuál nos hace recordar un poco lo que se nos olvida tan fácilmente: LA HUMILDAD. Gracias por recordárnoslo.

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    1. Querido Juan Manuel Ramos: Un millón de gracias por tu comentario. La humildad es la gran maestra de la vida. es la que nos permitirá reconocer que nos hemos equivocado y aprender de nuestro error. Gracias por tu comentario.

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  2. Saturnino que ganas de volver a leerte!! nunca me dejas indiferente y siempre aprendo algo nuevo. Maravilloso articulo. Si me permites, me encantaría compartir algo contigo. Yo soy de las que olvida rápido sobre todo lo malo y mi hijo de 17 años me dijo: Mamá debes recordar lo malo porque solo así podrás aprender a no cometer los mismos errores. Me ha hecho que pensar porque lo cierto es que por mis «olvidos» vuelvo a tropezar una y otra vez. Sin embargo pienso como tu que estar anclado en lo negativo no permite avanzar ni crecer ¿Realmente es importante olvidar? un abrazo y gracias como siempre!

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    1. Dile a tu hijo que tiene mucho futuro y además tiene mucha razón. Te respondo con un párrafo del libro de Alex Rovira en su libro sobre la alegría (Si se lo compras a tu hijo le gustará y a ti también). Te pongo estos tres parrafos para que tengas en contexto, pero la esencia de mi respuesta está en la anécdota que cuenta de Buda y la barca. Cuando repites un mismo error es que no has aprendido la lección. En la escuela, nos enseñan al revés que en la vida. Primero nos dan la lección y luego nos hacen las pruebas. Sin embargo la vida te somete primero a las pruebas y tu después, debes aprender la lección.

      «Supongo que conoces el cuento de aquel rey al que grabaron un mensaje en un anillo para cuando se encontrara en una situación difícil y sin salida. En la inscripción ponía: «ESTO TAMBIÉN PASARÁ». Tus dificultades pasarán, querido amigo, y un día echarás la vista atrás y entenderás que el sufrimiento actual es un aprendizaje para la vida.
      El dolor nos puede llevar a la consciencia, y la consciencia nos permite vivir con más lucidez, viendo y aceptando lo que es.
      Si fuéramos siempre felices, seríamos incapaces de entender los matices del alma humana. No podríamos tener empatía con quien está desahuciado, con quien sufre mal de amores o con quien llora la pérdida de un familiar o de un amigo. Podemos latir con ellos justamente porque hemos vivido su dolor y eso ha ampliado nuestro horizonte de sensibilidad y humanidad.
      El dolor puede hacernos sabios, lo cual no significa que debamos quedarnos en él. Como decía Buda, toda enseñanza es como una barca para pasar a la otra orilla. Una vez que la alcanzamos, no tiene sentido seguir cargando con la barca. Hay que seguir andando».

      Dale un abrazo a tu hijo de mi parte.

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